− ¡Pero qué coño estáis diciendo!
− Oh, venga. ¿El boy-scout tiene
algún problema?
− Cállate, Lobito. No estoy
hablando contigo.
− Ven, acércate más, y te
enseñaré cómo hablan los hombres de verdad.
− Ey, ey, chicos… ¿qué tal si nos
calmamos un poco?
− Para ti es fácil, politicastro.
No tienes que aguantar todo el día las santurronerías de este absurdo intento
de guerrero.
Malone se
tragó sus palabras, palabras que bajaron por su esófago abriéndolo en canal
hasta desembocar en un anudado estómago. Su orgullo, sus instintos, incluso su
sentido común, le decían que era hora de poner en su sitio de una vez por todas
al señorito de las garras. Habría sido fácil: en un combate limpio, su frialdad
y equilibrio en las largas distancias se impondrían fácilmente sobre el
Destripador agresivo y descerebrado que acostumbraban a ver en sus
entrenamientos. El descerrajarle un tiro entre ceja y ceja parecía una opción
cada vez más viable, por mucho que las palabras cargadas de estática de Jack
defendiesen lo contrario.
Pero el
diplomático tenía razón, sencillamente. El grupo era aún demasiado joven e
inestable, y la amenaza demasiado grande como para poner en riesgo la
operación. No es que se tratase de un grupo de fanáticos con acento gracioso y
coches bomba. Se trataba de algo nuevo, o más bien olvidado. Se trataba del
primer golpe de Estado a nivel mundial.
Eso era algo
serio, demasiado serio como para cagarla por una tontería de rivalidad, pensó
Malone. Pero su dedo inquieto sintió una atracción por el frío gatillo de su
pistolón que el joven soldado apenas pudo contener. Su respiración se
entrecortó tras un infinito suspiro de paciencia, sus labios se humedecieron
lentamente, su lengua estropajosa se comenzó a mover y, con toda la
tranquilidad de la que pudo hacer acopio, se dispuso a hablar en tono neutro.
− El de la corbata tiene razón…
deberíamos evitar estos enfrentamientos. La próxima vez trataré de contener mi
lengua. Y ahora sigamos con lo que estábamos discutiendo… ¿de verdad es
necesario volar la cúpula de la Casa Blanca?
− Absolutamente.
MUERTE Y NEÓN
Hace mucho
…
Blanco
Blanco
Blanco
− ¡Doctor, el paciente se está
despertando del coma!
− Rápido, ¡rápido, joder!
¡Traedme anestésicos! ¡Ya, ya, ya!
Puro
Blanco
Puro…
Puro…
…
− ¿Cómo te sientes hoy, Hayami?
− Mmmmmph… bien… algo adormilado,
creo.
− Eso es bueno. Eso te ayuda a
olvidar.
− Dime, hermana… ¿tan terrible es
aquello que hice?
− Duerme, hermano. Duerme, y
procura descansar. Hazlo por mí, y recuerda que tu destino hubiera sido la
muerte de no ser por los esfuerzos de tu hermana.
− Está bien, Nilo. Así lo haré.
Pero algún día, tarde o temprano, habrás de contarme la verdad…
…
Argh. Necesito
una ducha tanto como una mujer podría necesitarla. Apenas han pasado unos meses
desde que ingresamos a Hayami y parece que hubieran pasado siglos. Últimamente
hace demasiadas preguntas. Hermanito, hermanito, siempre fuiste tan
desconfiado… más te vale dejar olvidar el pasado y mirar hacia delante. Por el
bien de todos.
Mierda. Esta puerta está
jodidamente dura.
− Ey, ey. Vale que la casa sea un
cubil, que no tenga habitación de invitados y que me toque a todas luces dormir
en el sofá, pero ¿comida de lata? ¿de verdad? Esto ha decaído mucho, Nilo.
A la instintiva tensión muscular
le siguió un profundo alivio al escuchar las palabras del soldado.
− ¿Malone? Pero… ¿qué haces por
aquí? ¿cómo no me has avisado? Y más importante aún, ¿cómo has entrado?
− Esa última pregunta me ofende,
tía. Ni que no me conocieras.
− Cierto…
− Te preguntaría que si me
invitas a pasar, pero bueno, ya estoy dentro.
− Sí… y me alegro de verte, tío.
Ha pasado demasiado tiempo desde la última vez que nos vimos. Parece como si no
supiéramos ser amigos sin una guerra delante de nuestras narices.
− Y tanto –dijo el soldado,
mientras se esforzaba por no atragantarse en su apresurado devoramiento de una
de las latillas de atún que componían de manera exclusiva la dieta de Nilo-
¿Qué tal está tu hermano?
− Hayami… Hayami está bien, sin
más. Tratando de olvidar, supongo.
El rápido
movimiento del soldado pilló desprevenida a la siempre prevenida Nilo. El
destrozado butacón volcó hacia atrás por el impulso con el que el soldado se
lanzó sobre su mejor amiga; la latilla de atún, ya desprovista de todo
contenido, salió despedida varios metros más allá acompañada de su colega el
tenedor; las botas del uniformado dejaron una marca de tierra seca sobre el
austero suelo de falso parqué. Finalmente, sus manos se encontraron con el
repentinamente tenso cuello de la mujer, y sus dedos bailaron una precisa
coreografía de fracturas cuidadosamente calculadas, hasta que Nilo,
sorprendida, aturdida e incrédula, finalmente cayó presa de un sueño inducido
por el que solía ser su mejor amigo.
Malone la
retuvo en su caída y la dejó colgando de su brazo. En la expresión de la joven
quedó un extraño tic sobre unos ojos en blanco, un repetido parpadeo que se
negaba a resignarse a lo inevitable, o que quizás rechazaba aceptar una verdad
tan cruda como la que tenía antes sí.
El joven
soldado se la echó al hombro, como si de un fardo inerte se tratase, y la llevó
consigo por los fosforescentes callejones de Tokyo. La tenue luz de la luna,
silenciada por los rechinantes neones de la megalópolis, iluminó su camino
hasta la pickup del atribulado soldado. Una vez allí, cargó el cuerpo en la
parte de atrás, lo cubrió con una depauperada manta, y se dispuso a emprender
un viaje con su mejor amiga, uno de tantos, como aquella vez que visitaron
Barcelona hacía ya una eternidad. El soldado, que hasta ahora había conservado
un monacal silencio, sacó su manojo de llaves, arrancó la pickup y no puedo
evitar derrumbarse sobre el volante al oír a su amiga revolverse en su propia
inconsciencia un metro y medio más atrás.
− Espero que algún día pueda
explicártelo, Nilo. Buen viaje. No hace falta que me des conversación. Ni
aunque quisiera podría quedarme dormido…
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Mola, aunque sigo diciendo que los bruscos cambios en la narración (tanto narrador como tiempo) marean un poco; aderézalos con fechas, o algo así, para dejarlo más claro.
ResponderEliminarPor lo demás todo muy pepis :D