sábado, 13 de octubre de 2012

Black Hopes VIII





Anteriormente en Black Hopes…

            Qué típicamente televisiva resulta esta frase, ¿eh? El destino del Imperio se tambalea tras la muerte del Emperador Clítoris Sextus y el triunfo de la conspiración orquestada por Felipo el Hermoso. Pero, ¿qué trama en realidad Rosarito Parrales? Es un cliché tan grande que no sé como el imbécil excelente escritor que desde su palacio interestelar decide nuestros destinos se atreve a usarlo. Pero eh, me pagan por hacer esta bonita introducción (aunque en realidad no me pagan nada), así que aquí la tenéis:

            Los Black Hopes, grupito de operaciones secretas cuyo nombre deriva de un juego de palabras muy cutre, fueron creados improvisadamente por el diplomático de la ONU conocido como Jack, cuyo incógnito y su aversión a presentarse en persona desataron muchas sospechas entre los seleccionados para formar parte del grupo. Estos son, en la actualidad y por orden de aparición: Malone, soldado renegado del Ejército de los EEUU, bocazas como él solo y con mucha fe depositada sobre Jack como buen amigo suyo que es; Destripador, todo un Lobezno de pelo en pecho del que no se sabe gran cosa más allá de que Malone se lo encontró en un bareto de mala muerte, que posee un problema con aceptar cualquier autoridad superior y que disfruta metiendo cortes a todo su equipo; The Eagle/ Phoenix/ Aguilucho, mercenaria contratada  por Jack: ella es la ingeniera e informática del grupo, de la que tampoco se sabe gran cosa más allá de su amor por el dinero y por las pantallas brillantes. Por último está Keke (sí, sólo Keke. No necesita más que un nombre) todo un personaje que afirma ser rico heredero de un duque británico (yo tampoco me lo creo) y cuyos excesos han corrido a cuenta de los Presupuestos Generales de las Naciones Unidas.

            Paralelamente también están Nilo, la supuesta mejor amiga de Malone que acabó con un tiro en la pierna en algún sórdido lugar de Rusia, y Urang, del que tampoco sabemos gran cosa más que viene del Oriente de los kebabs y de los terroristas odia-bikinis.

            La misión y razón de los Black Hopes fue la existencia de pruebas irrefutables (o eso dijo Jack) que señalaban a Rick McArthy, líder del Nuevo Partido Americano, como cabecilla de una conspiración a nivel mundial cuya primera salva sería el asesinato del presidente de los EEUU, el muy morenito señor Barack Obama, a una semana de las elecciones americanas. Por lo visto, alguien de dentro del Ejército pensó con el 11-S en mente que lo último que necesitaba el país era un débil demócrata comandándolo cuatro años más, así que un buen pum en la cabeza sería suficiente para desatar el voto del miedo a lo largo y ancho de América. Si todo seguía su curso, el terror se expandiría como la pólvora por todo el mundo, dejando los gobiernos en mandos de una institución militar a nivel global. Si todo seguía su curso, claro.

            Y por eso, para evitar que todo siguiese su curso, fueron creados los Black Hopes; mediante un plan tan absurdo que sólo podía salir o muy bien o muy mal, trataron de obtener pruebas que incriminasen al NPA de McArthy antes de que el asesinato se llevase a cabo. Mientras, Keke fundó su Partido Pepi para barrer en las elecciones a McArthy y a su calaña, cosa que le fue incluso demasiado bien a la vista de los acontecimientos. La fuerza bruta del equipo, Destripador, sólo tendría permitida la entrada en acción en caso de que todo fuese mal, es decir, minutos antes del asesinato del presi.
           
             Actualmente, no se puede decir que los Black Hopes sigan existiendo como tales: Malone está en paradero desconocido y potencialmente muerto tras una operación encubierta que salió especialmente mal, de Destripador no se sabe absolutamente nada desde hace un tiempo, Jack se pasó el último capítulo potando como un descosido y Keke sube en los sondeos electorales cada vez que lo pillan conduciendo borracho. Phoenix es la única que sigue guardando el fuerte, pero sólo nuestro idiocio magnífico escritor sabe lo que durará esto.

            Y eso es todo, así más o menos. ¿Qué quién soy yo? Un personaje de esos que matan por que sí, uno de esos que no importan a nadie más que a sí mismos. Puto escritozuelo, ¡que te jodan! ¡Ya me has matado! ¿Qué puedes hacer para callarme, eh?




BLACK HOPES VIII

Domingo 4 de Noviembre de 2012

Un día antes del último discurso del presidente de los EEUU antes de las elecciones.

03:44 AM


Malone atravesó el ventanal antes de que el infernal balanceo lo llevase de nuevo fuera. Ensartado por unos cristales más grandes que pequeños, el malherido soldado se desmayó soltando en su caída el cable de acero que le había salvado la vida, al que ahora abandonaba para precipitarse al duro suelo del barrio pijo de la ciudad.

Crack

- ...Malone?
-... me recibes, soldado?
- Maldita sea, , como estés disfrutando con esto te juro que te mataré a sangre fría...  pero por lo que más quieras, Malone, responde...

Bbzzzzzzzzzzzt

− Mierda.

Bienvenida a la realidad, amiga. Bienvenida a las consecuencias de tus actos.

- Snfff...

¿Acaso puedes ignorarme? ¿Acaso puedes obviarme? ¿Acaso has conseguido, después de toda una vida intentándolo, silenciarme siquiera durante un par de horas? Pastillas, terapias, ¡nada funciona conmigo!

- ...cállate...

Has matado a Malone. Tu alma está aún más cerca del infierno de lo que ya habías conseguido. Hasta entonces, ¿Podrás vivir con ello?

- Cállate... ¡cállate, cállate!

Ah, ¡pero qué deliciosa y verdadera sinfonía! ¡Has matado a Malone! ¡Has matado a Malone!

- ¡Zorra, hija de puta, malnacida!

¡Sí, lo has hecho, has matado, matado, matado,

- ¡No, no, no, no he hecho nada! ¡Eres una puta mentirosa!

matado a Malone! ¡Has matado a Malone!

- ¡Eres una cerda! ¡Muérete, muérete, muérete, maldita sea!

No.

- ¡Muérete de una puta vez!

Muérete tú.


Déjà Vu

Ahora mismo

...

Clank

Clank

Clank

Phoenix bajó la interminable escalera de incendios como un vendaval de locura, escapando del acosador sonido metálico que la perseguía como su amante despechado, ansioso de venganza, rebosante de rabia. Aquellas infernales escaleras parecían bajar directas hacia el abismo del infierno, un infierno de asépticas luces blancas, de paredes almohadilladas, de camisas de fuerza, un infierno del que quería desesperadamente pensar en pasado.

Clank

Clank

Clank

            El edificio entero de las Naciones Unidas, ocasional CG de los Black Hopes, estaba inquietantemente camuflado con la noche neoyorkina: como si un conflicto irreconciliable hubiese estallado entre los países que formaban la ONU, ni una luz iluminaba el bloque de cristal y acero, y tan sólo las lucecitas rojas en las aristas de su azotea indicaban que por allí solían depositarse las esperanzas de paz entre las naciones.

Clank

Clank

Clank

Ni un guardia, ni un diplomático, ni uno sólo de los personajes que solían poblar los enmoquetados pasillos y despachos de las Naciones Unidas. Nadie en ninguna parte, un vacío y agotador nadie que la estaba desquiciando a cada escalón que descendía.

Clank

Clank

Clank

             Y es que era obvio que la estaban controlando, tan obvio que se podía mascar en el aire. Algo pasaba. Alguien quería algo de ella...


Caos

Hace mucho

...

- Déjame, ¡déjame en paz, joder! ¡No me toques! ¡Se lo diré a mamá, lo juro!
- Tranquila, hija. Soy tu padre, háblame con respeto, ¿de acuerdo?
- Sniff...
- Pero vuélveme a hablar de esa manera y te mataré, de una vez por todas, ¿eh? Y de eso no podrá salvarte ni tu madre.
- ...snff...
- Y súbete las bragas, por amor de Dios. Eres una puta, mi putita, y no quiero pensar que mi putita es una cerda, ¿de acuerdo? La cena es a las 9.
- ...
- Nos vemos luego.
- ...que te jodan…

Déjà Vu, parte dos

Ahora mismo
...

            Las puertas del parking se abrieron solemnemente, como si las puertas del cielo fuesen metálicas, frente a una Phoenix totalmente fuera de sí. Su cuerpo, su esbelto cuerpo, estaba empapado en un sudor ardiente que brotaba en sus cejas y quemaba todo aquello que tocaba hasta alcanzar sus pies. Surcando su sien izquierda se encontraba una cicatriz tan roja como sólo puede ser la sangre, un tajo del pasado del que solía pensar que jamás tendría que sentir otra vez. Sus párpados estaban tan abiertos que daba la impresión de que  sus ojos fuesen a caerse al suelo en cualquier momento, y tan dilatadas estaban sus pupilas que sobre su marrón claro se veían los anillos de crecimiento. Su labio inferior sangraba como si en vez de mordérselo se lo hubiese disparado, y la misma sangre bañó sus dedos una vez se le acabaron las uñas que morder.

Todo era oscuridad a su alrededor, una masa de nada que tragaba todo cuanto se atrevía a entrar en su espeso seno. La única forma de luz que parecía sobrevivir tenuemente eran las paradójicas lucecitas que indicaban que las lámparas de seguridad seguían operativas, alerta ante cualquier apagón repentino.

            Un sonido chirriante la destrozó los oídos, y avanzó y avanzó y avanzó a través del espeso firmamento subterráneo acompañada de su propio miedo y de las estrellas naranjas cuidadosamente dispuestas en línea recta a sus dos lados, como marcando el camino hacia la nada. Avanzó y corrió y huyó de sí misma como si a la muerte llevase tras de sí, hasta que paró y hurgó entre sus bolsillos en busca de las llaves de su todoterreno. Abrió las puertas con un sonido mecánico e introdujo la llave en su lugar. El motor arrancó, y Phoenix volcó su cabeza repleta de rizos sobre el volante forrado en cuero, tan fuerte que el logo que decoraba su centro acabó tatuado sobre su frente.

- Cállate... cállate –susurró Phoenix, con los nervios de punta.- Déjame en paz...

            El coche atravesó la nada hacia las luces callejeras que brotaban de la entrada. Phoenix trasteó con el equipo de sonido; necesitaba evasión, necesitaba algo que oír más allá del silencio y de su propia locura. Una aterciopelada voz emanó de los altavoces a la vez que Phoenix, cada vez más fuera de sí, subía la cuesta de acceso al parking dejándose los bajos por el camino.

Y a continuación, en Radio Nowhere, les ofrecemos el informativo más oído a nivel nacional, con nuestra presentadora Angela Sanders. Comienza “Noticias Noche”.

El volante giró sobre su centro como si de un exorcismo se tratase. Phoenix respiraba increíblemente rápido. La radio subía su volumen más y más al ritmo de la sintonía del programa.

...presidente, Barack Obama, ofrecerá mañana un discurso al pueblo americano en el que promete aclarar el porqué las razones de su política durante los últimos años...

Las curvas olían a goma quemada, los tramos rectos parecían viajes en el espacio tiempo. Aceleró y dejó atrás a todo conductor cuerdo. El resto del mundo eran apenas unos difusos trazos de neón a su alrededor y las calles y las avenidas se convirtieron en pistas de contrarreloj. Phoenix atravesó el centro de Nueva York a una velocidad endemoniada y no tardó en tener tras de sí a toda la policía que encontró por el camino iluminando de azul y rojo su viaje hacia la más absoluta locura.

...bajó un quince por ciento con respecto a su cotización de 2010, quedándose rezagada en la carrera por...

Los policías cada vez se acercaban más y más y más, y la antes conocida como The Eagle seguía esforzándose por alcanzar su cada más improbable destino. El GPS, como ajeno a todo eso, comenzó a predicar en el desierto con su voz de plástico.

Por favor, gire a la derecha

...nubes y claros en todo el Estado, con máximas de veintiocho grados y mínimas...

- Cállate, tú también... esta vez no escaparás, padre. No te dejaré hacer tan fácilmente, otra vez no. Otra vez no.


Caos, parte dos

Hace mucho

...

- Está loca.
- No es tan sencillo, señor McArthy. Se trata de un trastorno postraumático relacionado con algún shock que la chica no parece querer contar a nadie. Según indican todos los síntomas, irreversible. Lo siento, señor.
- Bien, pues que la encierren. No quiero que nos dé más problemas, ni a mí ni a mi familia, ni a mi partido.
- ¿Perdón?
- Ya me ha oído. Si está loca, que la encierren. Y que sea discreto.


Déjà Vu, parte tres

Ahora mismo

...

Por favor, disminuya su velocidad hasta alcanzar la segunda salida a la izquierda.

... y de nuevo, los Maxwell Trotters se impusieron brutalmente ante los Corvin´s Globbers, que... bzzt... interrumpimos la normal programación para ofrecerles un informativo de urgencia...

- Vamos vamos vamos, un par de minutos y estaré allí... –musitó Phoenix entre dientes- estás detrás de todo esto, padre, tú has matado a Malone y no yo no yo no yo… te vengaré, colega… en menos de diez minutos estaré allí, padre, y ni tú ni tu jodidas influencias volverán a atormentarme, jamás… os mataré a todos si es preciso…

...lo que parece ser un atentado terrorista en pleno corazón de Nueva York… la ciudad entera está siendo tragada, literalmente, por la tierra… trenes de metro cargados de explosivos… increíble pérdida de vidas… hay fuego por todas partes…

− ¿Qué?

...nadie sabe aún quién es el responsable, pero todo parece indicar a una venganza por la muerte del líder de Al Qaeda... la pregunta que se respira en el ambiente es ¿qué hacemos ahora, cuando todo ha fallado de nuevo?

− No, no, ¡mierda!

¿Cómo afectará esto al resultado de las elecciones del martes?

− ¡Todavía nos quedaba un día! ¡Joder, joder, joder!


Caos, última parte

Hace mucho


Corre, corre como si la luna fuese a matarte, como si el asfalto quisiera tragar tus pies, como si el aire nocturno fuese gas mostaza. Muévete. No vuelvas a dejarte coger. Esta es tu última oportunidad.

No volverás a torturarme, padre. Lo juro por mi vida. Cuando volvamos a vernos, serás tú el que salga con los pies por delante.


Déjà Vu, última parte

Ahora mismo


Cuando parecía que los neumáticos del Jeep Revenge de Phoenix no volverían jamás a tocar el suelo, su pie pateó el freno repentinamente, poniendo un palo entre las enormes ruedas del automóvil cuya inercia impulsó la cabeza de la chica contra el volante abriéndola una brecha por el camino. Allí, en mitad de la Liberty Round, la rotonda con mayor tráfico de todos los Estados Unidos, Phoenix volcó la cabeza contra el volante como había hecho minutos antes, pero esta vez por una razón bien distinta.

Aquella noche, Nueva York se estaba hundiendo en el mayor de los caos posibles, tanto literal como figuradamente. Unos trenes de metro cargados por unos maníacos por el momento no identificados estaban explotando uno detrás de otro en todos y cada uno de los puntos clave de la capital del mundo: el Empire State, la Zona Cero, la estatua de la Libertad: todo símbolo, todo centro de poder, todo se estaba viniendo tan abajo, tan al infierno, que ni siquiera arrodillándose podría verse el fondo del abismo. Como si de una metáfora enferma se tratase, la civilización estaba naufragando en el barro de su propio miedo, en su misma codicia, en su mugrienta prosperidad.

Phoenix, la loca, la desquiciada Phoenix miró a través de los cristales tintados de su inexpugnable coche: a su alrededor, una coreografía mortal de cientos de coches de policía, de furgonetas, de hombres de azul armados hasta las cejas, la iban rodeando cada vez más y más rápido. Muchos de los conductores que segundos antes había adelantado se bajaban de sus coches, algunos confusos, la mayoría rebosantes de rabia y desconcierto, ansiosos de que alguien les diera una explicación, de dar con un culpable al que colgar. La justicia ciudadana buscaba responsables del caos, porque algo tan terrible no iba a quedar impune. No para ellos.

En medio de todo esto, con un todoterreno rebosante de armamento, de planos y mapas, de ordenadores y explosivos, estaba Phoenix, la loca, la desquiciada Phoenix.

Bastó un tiro afortunado para que su hombro comenzara a rebosar sangre y su cabeza, que se giró por un momento para contemplar la gravedad de la herida, se desmayase contra el volante por tercera y posiblemente última vez.

Todo comenzaba de nuevo…






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Black Hopes by Javier Noriega is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en thejanoblog.blogspot.com.es



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